En clase haremos una lectura comentada de: Raymond Queaneau, "Ejercicios de estilo". O 99 formas de decir lo mismo.
Preguntas que deberíamos hacernos:
¿Una novela sin interés?
¿Qué estilo o estilos son a tu parecer mejores para relatar lo que se relata en estos textos?

 

Objetivos:

- Comprender la importancia de la técnica.
- Reflexionar sobre el estilo.

 

Textos:

 

NOTACIONES

En el S, a una hora de tráfico. Un tipo de unos veintiséis años, sombrero de fieltrocon cordón en lugar de cinta, cuello muy largo como si se lo hubiesen estirado. La gentebaja. El tipo en cuestión se enfada con un vecino. Le reprocha que lo empuje cada vezque pasa alguien. Tono llorón que se las da de duro. Al ver un sitio libre, se precipitasobre él.Dos horas más tarde, lo encuentro en la plaza de Roma, delante de la estación deSaint-Lazare. Está con un compañero que le dice: «Deberías hacerte poner un botón másen el abrigo.» Le indica dónde (en el escote) y por qué.


POR PARTIDA DOBLE

Hacia la mitad de la jornada y a mediodía, me encontré y subí en la plataforma y terraza trasera de un autobús y vehículo de transporte en común abarrotado y casi completo de la línea S y que va de la Contrescarpe a Champerret. Vi y observé a unhombre joven y viejo adolescente, bastante ridículo y no poco grotesco, cuello delgado ygaznate descarnado, cordón y trencilla alrededor del sombrero y gorro. Después de un atropello y confusión, dice y profiere con una voz y tono lacrimosos y llorones que suvecino y coviajero le empuja y le importuna adrede y aposta cada vez que alguien baja ysale. Dicho esto y tras abrir la boca, se precipita y se dirige hacia un sitio y un asientovacíos y libres.Dos horas después y ciento veinte minutos más tarde, lo encuentro y vuelvo a vedoen la plaza de Roma y delante de la estación de Saint-Lazare. Está y se encuentra con unamigo y compañero que le aconseja y le incita a que se haga añadir y coser un botón y uncírculo de hueso en su abrigo y gabán.

 

LÍTOTES
Éramos unos cuantos que nos desplazábamos juntos. Un joven, que no tenía aire demuy inteligente, habló unos instantes con un señor que se encontraba a su lado; después,fue a sentarse. Dos horas más tarde, me lo encontré de nuevo; estaba en compañía de unamigo y hablaba de trapos.

METAFÓRICAMENTE
En el centro del día, tirado en el montón de sardinas viajeras de un coleóptero deabdomen blancuzco, un pollo de largo cuello desplumado arengó de pronto a una,tranquila, de entre ellas, y su lenguaje se desplegó por los aires, húmedo de protesta.Después, atraído por un vado, el pajarito se precipitó sobre él.En un triste desierto urbano, volví a vedo el mismo día, mientras se dejaba poner lasperas a cuarto a causa de un botón cualquiera.

RETRÓGRADO
Te deberías añadir un botón en el abrigo, le dice su amigo. Me lo encontré en mediode la plaza de Roma, después de haberlo dejado cuando se precipitaba con avidez sobreun asiento. Acababa de protestar por el empun de otro viajero que, sen él, leatropellaba cada vez que bajaba alguien. Este descarnado joven era portador de unsombrero ridículo. Eso ocurrió en la plataforma de un S completo aquel mediodía.

SORPRESAS
¡Lo apretados que íbamos en aquella plataforma de autobús! ¡Y lo tonta y ridículaque tenía la pinta aquel chico! ¿Y qué se le ocurre hacer? ¡Hete aquí que le da por querer reñir con un hombre que -¡pretendía el tal galancete!- lo empujaba! ¡Y luego no encuentranada mejor que hacer que ir rápido a ocupar un sitio libre! ¡En vez de cedérselo a unaseñora!Dos horas después, ¿Adivinan a quién me encuentro delante de la estación deSaint-Lazare? ¡El mismo pisaverde! ¡Mientras recibía consejos sobre indumentaria! ¡Deun compañero!¡Como para no creérselo!

SUEÑO

 

Me parecía que todo era brumoso y anacarado en torno mío, con múltiples eindistintas presencias, entre las cuales, sin embargo, sólo se dibujaba con bastantenitidez, la figura de un joven cuyo cuello demasiado largo parecía anunciar ya por sí soloel carácter a la vez cobarde y protestón del personaje. La cinta de su sombrero había sidoremplazada por un cordón trenzado. Reñía luego con un individuo al que yo no veía;después, como presa del miedo, se metía en la oscuridad de un pasillo.Otra parte del sueño me lo muestra caminando a pleno sol delante de la estación deSaint-Lazare. Está con un compañero que le dice: «Deberías hacerte añadir un botón enel abrigo.» En eso, me desperté.

Encontraréis todos en:

http://es.scribd.com/doc/81820997/Queneau-R-Ejercicios-de-Estilo